Fotografía Comercial de Interiorismo para Furla.
El proyecto que realicé para la marca Furla llegó en un momento clave: había que hablar del producto con honestidad, pero con el pulso visual propio de una firma que vive entre moda, detalle y estilo de vida.
La sesión se planteó desde un principio claro: mostrar sin sobreexplicar. Para ello trabajé con un lenguaje visual basado en ópticas prime, herramientas que permiten una interpretación más limpia del volumen, proporciones fieles, planos sinceros y un nivel de detalle que ensalza la piel, el acabado y el diseño del producto sin convertir la imagen en un manifiesto técnico.
La luz se estructuró bajo un criterio de dirección controlada, cuidando el rebote y la caída de sombras para que cada encuadre mantuviera profundidad, sobriedad y equilibrio, integrando el producto en su entorno de forma orgánica, natural y con ritmo visual armónico.
Más que una suma de fotografías, el resultado funciona como un relato visual unificado, donde cada imagen tiene coherencia de intención: sentir el producto cercano, real, deseable, y a la vez protegido dentro del universo estético que define a la marca.
Ese ha sido siempre mi enfoque en retail y moda: construir imágenes que no gritan lujo, pero lo contienen. Un discurso visual donde la autenticidad manda, el producto respira, y la narrativa fluye sin que la cámara se interponga —solo lo eleva.







